El de hoy será un correo muy corto, pero que lleva una lección importante.
Y es que no todo es buscar formas de ganar dinero, la mentalidad siempre es lo primero.
Si no tienes la mentalidad adecuada, es difícil lograr tus grandes objetivos.
Te lo cuento con una breve historia. (historia que, por cierto, me ha hecho chat GPT partiendo de mi idea)
Probablemente ya conozcas Mintos.
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En un tranquilo seminario, un grupo de jóvenes estudiantes de teología se preparaba para sus futuras responsabilidades espirituales. Entre ellos, se encontraban dos amigos inseparables, Juan y Pedro, siempre dispuestos a cuestionar y aprender.
Una tarde, mientras los estudiantes se reunían en el jardín para rezar, Juan, conocido por su actitud reverente pero curiosa, se acercó a su superior, el Padre Miguel.
—Padre, ¿puedo hacerle una pregunta? —dijo Juan con tono respetuoso.
—Claro, hijo. ¿Qué quieres saber? —respondió el Padre Miguel.
—Es que, a veces, mientras rezo, me entran ganas de fumar. ¿Podría fumar mientras rezo? —preguntó Juan con cierta timidez.
El Padre Miguel frunció el ceño y contestó de inmediato:
—Absolutamente no, Juan. Rezar es un momento sagrado de comunicación con Dios y debe hacerse con total devoción y respeto.
Juan asintió, algo desanimado, y se unió a sus compañeros en el jardín.
Días después, Pedro, el amigo de Juan, se encontraba con el Padre Miguel en una conversación más relajada. Siempre astuto, Pedro tenía una forma diferente de abordar las situaciones.
—Padre, tengo una duda que quisiera aclarar —dijo Pedro, con su característica sonrisa.
—Dime, Pedro, ¿qué te preocupa? —preguntó el Padre Miguel, con curiosidad.
—Es sobre mis hábitos, Padre. A veces, mientras fumo, me gusta reflexionar y siento que esos momentos podrían ser perfectos para rezar. ¿Sería correcto rezar mientras fumo? —inquirió Pedro.
El Padre Miguel lo miró pensativo y, tras una breve pausa, respondió:
—Claro que sí, Pedro. Siempre es bueno rezar, en cualquier momento y lugar. Si mientras fumas, sientes la necesidad de comunicarte con Dios, no veo nada malo en ello.
Pedro agradeció al Padre Miguel y se retiró, contento con la respuesta.
Esa noche, mientras Juan y Pedro conversaban en sus habitaciones, Juan le contó a Pedro sobre su pregunta y la respuesta que había recibido. Pedro, entre risas, le compartió su propia experiencia.
—Lo que importa es cómo se formula la pregunta, amigo. —dijo Pedro, guiñando un ojo.
Juan comprendió entonces que la clave estaba en la perspectiva y la intención detrás de las acciones, y no tanto en los actos en sí mismos.
Esta historia esconde una lección muy importante, y es que a veces la diferencia entre alguien que consigue lo que quiere y alguien que no lo consigue son pequeños detalles, nada más.
Céntrate en tu mentalidad, en tu forma de abordar las cosas y tus objetivos, y si quieres fumar mientras rezas, recuerda la historia de Juan y Pedro y aprende del que consiguió lo que quería.
Que buena historia!